El valor de la gratitud

“Mira de cerca y encontrarás que las personas felices son agradecidas. Lo contrario de la gratitud es simplemente dar todo por sentado.”

David Steindl-Rast

La gratitud es definida por la RAE como un “sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera”. Es un valor universal, que trasciende culturas y sociedades. Se entiende y aplica a través del tiempo y la experiencia; nos ha sido inculcado desde pequeños por nuestros padres, maestros y guías. Tiene tanta importancia como aprender a sumar o a escribir en la escuela. Viene de la educación secular, de ahí su carácter universal. La gratitud es muestra de cómo fuimos formados desde que nacemos hasta que alcanzamos cierta edad.

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Artículo en honor a Michelle.

Se trata de un proceso cíclico, un constante proceso entre dar y recibir que trasciende el plano material en que se percibe. Cómo el universo mismo, se expande a otros escenarios creando energía y fuerza. “Un millón de llamas pueden ser encendidas con una simple vela”, reflexión budista que va acorde a lo que la gratitud significa. Es más común que una actitud grata se vuelva viral que una egoísta y desinteresada.

Para una mejor comprensión de la misma, debe ser entendida en términos de actitud y energía: si una persona decide ser grata con nosotros de alguna forma, primero tuvo la idea antes de la realización de una actividad, objeto, situación, etc. Puede ser un error entender la gratitud en términos económicos o materiales solamente. Ser grato es más una actitud de vida. Esto tiene implícito el concepto de progreso: ir hacia adelante, mejorar el bienestar general. De nada sirve recibir beneficios de nuestro entorno sino se devuelve nada a cambio. La gratitud es como la energía: se transforma constantemente para generar luz.

En un mundo donde triunfa el más fuerte, este valor parece olvidado. En vez de energía, ganamos dinero; en vez devolver lo que nos fue dado, acumulamos desmesuradamente. Prima una visión poco altruista y cerrada. Solo basta subirse al transporte público de una metrópoli para ilustrar esta afirmación. Porque es más fácil decir “primero yo” que “primero los demás”. Gracias a ese pensamiento muchos de los países latinoamericanos figuran en los primeros puestos de corrupción en el mundo. Razón suficiente para entender la dimensión de una sociedad “poco grata”.

Sin importar las creencias bajo las que fuimos educados, el universo y la naturaleza han sido gratos con nosotros. Mencionando al monje David Steindl-Rast, acerca de  la gratitud en una conferencia en TED: tenemos disponible el agua, la luz, el aire… no hemos hecho nada para merecer esto, y aun así vivimos gracias a esa armonía. A veces pareciera que la sociedad nos hubiera alienado de la gratitud como valor, esto hacia propósitos humanos más triviales y efímeros.

Ser grato es una necesidad. Una búsqueda altruista hacia la felicidad. Las personas más generosas y gratas no son necesariamente las más tienen. No es más feliz el que acumula sino el que da. De ahí el valor de la gratitud. Se grato con las personas que te rodean y convierte la gratitud en un idea viral.

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